La noción de Filosofía Perenne fue utilizada por el filósofo y matemático alemán Gottfried Liebniz para designar la filosofía común y eterna que subyace tras todas las religiones y, en particular, tras las corrientes místicas dentro de ellas. Este término fue popularizado de forma más reciente por Aldous Huxley en su libro de 1945:
- El mundo que percibimos no es toda la realidad, si no un mero aspecto de una totalidad más amplia, la parte o manifestación de ese todo asequible a nuestros sentidos.
- Esta realidad trascendente puede ser captada por el hombre mediante un conocimiento directo, "contemplativo
", que va más allá de la mera especulación y une al conocedor con lo conocido. - Esta posibilidad de captación se basa en que el hombre mismo participa de esta realidad inasequible a los sentidos ordinarios, posee un ser trascendente tras su fachada fenoménica, con el que puede identificarse mediante determinadas prácticas.
- El conocimiento inmediato, unitivo, de esta realidad trascendente libera de las contradicciones y miserias de la existencia humana.
Estos cuatro presupuestos son, según la expresión de Leibniz popularizada por Huxley, como el máximo común divisor de todas las religiones.
En el caso concreto de hinduismo brahmánico, por ejemplo, la realidad trascendente es Brahman, el Ser Supremo, inmanifestado, inmutable y eterno. La relación del hombre con este Ser trascendente es de identidad potencial: el verdadero Yo (Atman) que subyace al yo fenoménico, es idéntico a Brahman, y, por tanto, quien se identifica con el Atman, es decir, quien comprende lo que realmente es, es uno con Brahman.